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Mi experiencia en un retiro de meditación Vipassana de 10 días

Hace poco pasé 10 días en un retiro de meditación Vipassana. Repasé una y otra vez, mentalmente (en el retiro no se puede hablar, ni leer, ni escribir) lo que iba a escribir en este post, cómo lo escribiría, por donde empezaría y por donde acabaría. Pero ahora sentada frente al ordenador se me agolpan en la cabeza todas las vivencias, tantas que no sé por dónde empezar.


Expectativas


Empezaré por el principio, las expectativas. Llevaba más de un año intentando conseguir una plaza en este retiro de meditación. Cuál fue mi sorpresa cuando en junio entré en la web del retiro y encontré plazas libres en noviembre aún sin saber que iba a hacer, faltaban muchos meses. Según se iba acercando la fecha tenía que decidir si iría o no. Pude descubrir como en la mente se entremezclan el deseo de ir, el miedo a lo desconocido (para mi esta experiencia suponía un gran reto), y cómo no….las siempre presentes expectativas (pensar que tendría un avance grandísimo al pasarme 10 días sólo meditando).


Cuando comenté a amigos y a la familia donde pasaría 10 días en noviembre y sobre todo cómo los pasaría, se sorprendían, lo veían una locura ¿es el retiro una locura o es una locura la vida que llevamos tan caótica y llena de estímulos? Iba a pasar los próximos 10 días meditando 10 horas al día y en NOBLE SILENCIO, lo que significa que no tienes ningún tipo de comunicación, nada de hablar, gestos o miradas entre los integrantes del retiro ni nada que te distraiga como lectura o escritura. Además con unos horarios impensables en la vida diaria. A las 4.30 AM ya estábamos meditando.


Con todos estos pensamientos, sensaciones, emociones, me embarqué hacia Candeleda, dispuesta a dejar todo atrás durante el retiro (hacer un paréntesis en mi vida). Y realmente haces un paréntesis pero estás tan en contacto contigo mismo, con la mente inconsciente más profunda, que no dejas todo atrás. Todo lo contrario, los pensamientos o recuerdos guardados en lo más profundo del subconsciente afloran a la superficie.


Nada más llegar al lugar del retiro te inscribes y entregas todos tus objetos personales (móvil, llaves del coche, libro, libreta, lápiz, etc). Pude sentir una pequeña reticencia a entregarlo todo, te desprendes de todo lo que te mundo al mundo que llamaos “real”, así que lo haces casi con los ojos cerrados sin respirar.


Días duros y obstáculos a la meditación


Días duros ha habido, por uno u otro motivo. Pero al final de cada día hacía un repaso de cómo había ido el día y decidía continuar otro día más, así hasta que sin casi darte cuenta ya estabas en el noveno día. He podido comprobar, uno a uno, cada uno de los obstáculos a la meditación que recientemente estoy publicando en el blog y cómo iban evolucionando:


  • Los dos primeros días eran las molestias en la postura. Aun practicando meditación regularmente, pasar 10 horas al días con sus respectivos descansos, se me hacía duro el primer y segundo día. Después el cuerpo se habituó a la postura y dejé de luchar contra los dolores que sentía en el cuerpo.

  • La primera noche me costó dormir. Así que al día siguiente cuando el sonido del gong sonó, me dirigí a la sala de meditación y apareció otro de los obstáculos: el sueño. El resto de días esto no fue un gran obstáculo, aun madrugando tanto el cuerpo y mente estaban descansados gracias a la meditación.

  • Una vez el dolor en el cuerpo pasó a un segundo plano fue increíble descubrir cómo la mente estaba extremadamente agitada. El símil a la “mente del mono” es perfecto para definirla. Una mente muy activa, brincando de un pensamiento a otro sin parar, queriendo agarrar todos al mismo tiempo. Así día tras día fueron aflorando a la superficie, los pensamientos y recuerdos guardados en lo más profundo de la mente subconsciente, algunos de forma recurrente.

  • El quinto y sexto día me topé con el obstáculo de apego a los resultados. Resultó que estos pensamientos, el sentir mi respiración y escuchar los latidos de mi corazón no me dejaban concentrarme. No me encontraba cómoda, ansiaba alcanzar el estado de paz meditativo que otras veces he alcanzado y no ese estado de nerviosismo e incluso ansiedad. Cuando fui consciente de que esa aversión a la ansiedad y ese apego al estado de paz no iba a hacer que desaparecieran y lo acepté fue cuando poco a poco la mente se fue calmando y me pude concentrar. Fue entonces cuando experimenté en mi misma una de las más importantes enseñanzas del Vipassana, la aversión y el apego crean el sufrimiento.

  • Muchas han sido las ocasiones en que he tenido dudas (otro importante obstáculo a la meditación), pensaba “esto no es para mí”, “esto no funciona”. Este obstáculo está muy ligado al anterior. El no obtener resultados inmediatos. O una forma que la mente tiene de engañarme para no hacer el esfuerzo de meditar.


Qué es Vipassana


Voy a hacer aquí un inciso para hablar muy brevemente de la meditación Vipassana. Vipassana significa “ver las cosas tal como realmente son”. En este tipo de meditación el objeto de atención son las sensaciones en el cuerpo. Consiste en observar las sensaciones en el cuerpo y reaccionar con ecuanimidad a las mismas. Lo más importante de esta técnica es la observación tal cual es, sin añadir nada, y la ecuanimidad.


Según las escrituras era la principal técnica de meditación enseñada por Gotama el Buda para liberarse de la ignorancia y del sufrimiento gracias al desarrollo de la consciencia y de la sabiduría. Pretende que experimentes en ti mismo la ley de la naturaleza, “nada es permanente” y por tanto apegarte o tenerle aversión a algo cuando nada es permanente es lo que produce el sufrimiento.


Enseñanzas


Las principales enseñanzas, entre otras, que me llevo de este retiro son:


  • Aceptar tiene un gran poder.

  • Autodeterminación, decidir mantener la postura durante una hora sin moverme y día a día continuar con el retiro. Esto te da una gran fuerza interior.

  • Fortalecer la disciplina en mi práctica de meditación y establecer una rutina.

  • Cuánta energía se pierde hablando, (y también escuchando quejas o juicios).

  • Cómo se tiende a hacer juicios de las personas simplemente por la forma de andar, la forma de vestir (no estaba permitido hablar).

  • La dependencia de la tecnología llegando a convertirnos en esclavos en vez de ser una herramienta. Qué bueno es un descanso de tanta red social.


Te recomiendo que, busques lo que busques o leas lo que leas, vivas esta experiencia por ti mismo y averigües los beneficios de esta práctica. Cualquiera puede aprender Vipassana.


Namaste

María

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